Todo comenzó con una gran polémica, pocos hablaron, sin embargo se sentía la tensión correr por sus tendones. Miradas que no se buscaban, cuerpos que no se tocaban. Algunos traen puesto un espejo en el pecho, otros tienen sombreros diminutos casi imperceptibles. Somos 20 participantes, con anteojos, bigotes,  chamarras de cuero, maquillaje, cabellos largos, brillos en los ojos, preguntas en los labios. Caminamos en un espacio que se transforma a cada instante, estamos rodeados de cristales, ventanales que dejan entrar luz de sol, sensaciones de plantas y rocas. Algunas veces, aves citadinas vuelan entre nosotros. Respirar, correr o tal vez no, lograr reír, chocar y al fin mirarse (pronto seremos 14).

El tiempo en este espacio se expande curiosamente, cuesta contar las horas y entramos en la dimensión del olvido, de la suspensión del prejuicio, de las rutinas, las jerarquías, las fijaciones académicas. El proceso conversacional permite el reconocimiento de relaciones relevantes a la discusión teórica y conduce a la visualización de posibilidades, de caminos de investigación, de conceptos, de descubrimientos. Lenguaje, cuerpo y sentido, estos tres conceptos se vinculan en el mapa que vamos dibujando. Más adelante “juegos utópicos” y la búsqueda de atravesar toda frontera, incluso las invisibles. Caleidoscopio de palabras y de dibujos. De pronto una fábula anticolonial.

La colaboración es un delicado proceso de generación de ideas, de imaginar  más que un objeto, un camino y una práctica de la “ruptura” de conceptos, una práctica de la confianza y del asombro. Escenarios múltiples, serie de posibilidades que se abren. Procesos transversales de interpretación que dejan ver la influencia del entorno en la autoproducción. Discusiones, conexiones de ideas y de saberes. Respeto por la opinión de los otros y entusiasmo por los desafíos conceptuales. La memoria es el tiempo. La ciencia no es otra cosa que una percepción. La impronta, la fenomenología del error. Algo que se pone en juego en un proceso transdisciplinar es la posibilidad de ampliar nuestras capacidades de interpretación y superar las limitaciones disciplinarias.

Somos artificiales y tenemos memorias mezcladas. Nuestras trayectorias son resultado de las redes de interacción y forman parte de un movimiento que fluye, como parte de la totalidad. El arte, el ritual y el conocimiento como juegos infinitos, la academia como juego finito, la democracia como juego finito. Nosotros amamos el viento.

El laboratorio es una zona de contacto de diversos campos de conocimiento. Es un espacio de aprendizaje compartido en el que se desarrollan procesos transdisciplinares, rupturas, experiencias no estándar (experimentales) y acciones propositivas y colaborativas. El aporte innovador del laboratorio fluye de manera intuitiva y su direccionalidad es insospechada.

Holoficciones reúne los resultados del Laboratorio transdisciplinario de arte, diseño y ciencia ficción. Presenta un conjunto de piezas que fueron creadas en un proceso transdisciplinar, las cuales proponen relaciones, conceptos y desafíos, para ser descifrados o completados a través de diversas formas de interacción.

Holoficciones plantea comprender el universo como una totalidad en movimiento; y la generación de conocimiento como una intersección entre lo científico, lo artístico y lo ficcional.

Holoficciones busca unir descubrimiento, emoción e imaginación.

 

Patricia Tovar

Julio 2016.